Correteábamos a las ardillas por toda la bajada
para recoger las piñas que de los árboles saltaban,
luchábamos por nuestras piñoneras que secuestradas estaban.
Aquel día un susto nos frenó,
debajo de las piedras un cráneo nos salió,
soltamos la piedrota que por la bajada rodó,
Y brotaron 7 huesudas ya rascadas.
Ya no tenían carne, ni gusano entre su jeta,
Corriendo subimos, llorando nos fuimos
a la casa de la abuela para que no nos mordieran.
Allá a la noche nos tocaron la puerta,
de inocentes abrimos,
pasó la huesuda encabronada
harta de que le jodieran su nido.
Encachimbada porque le sacamos los nuevos huesos de su niño.
La niña chica, la niña blanca
en el regaño del pelo nos jaló,
y su niño de su túnica salió.
Me jodió los cachetes y me sacó los dientes.
Se fue pues la huesuda con mis dientes entre sus falanges.
Lloré otra noche más recordando mis molares,
a mis hermanas del susto la fiebre no se les bajaba.
Pero hoy ya estamos viejas, cicatrizadas y acostumbradas,
porque nos visita la calaca cuando a otro cristiano se jala.

Average Rating