Cumpleaños

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Fue en la víspera de la navidad que mi padre me llevó a visitar a unos amigos o conocidos. En las casualidades de la vida (que son muchas), para bien de uno, yo cumplía 9 años. El mundo se me abría de una manera vertiginosa.

Con algo de vergüenza en esa casa de primera visita, pedí ir al baño, y alguien me señaló uno que no era el social, sino el que suele existir en habitaciones espaciosas. Al agarrar la manija y abrir la puerta, el mundo, y en especial mi saber de mujeres, cambió para siempre. Ella se duchaba, y entonces supe y descubrí lo que era el pubis. En mi saber, las mujeres sólo llevaban caballeras largas y lisas a la cintura, así como eran las mujeres en la familia. Esto era distinto, nadie me lo había dicho y no lo sabía. Quizá era una mujer que rondaba los veinticinco años, habrá sido la esposa (quizá) de alguien. Al verme, sin sobresalto alguno, me miró y siguió en su ritual. Quizá observé tres segundos antes de soltar la manija y dejarla como estaba antes de mi torpe acción.

Regresé a la silla que me habían ofrecido y me quedé pétreamente todo el tiempo que transcurrió posteriormente. Si alguien me preguntara algún dato de esa familia o el lugar que era, lo he olvidado… Han pasado los años, y ese es el primer pubis que vi en vida. Debe entenderse que, en los años de mi niñez y mi condición, no existía el acercamiento al mundo del erotismo o el porno. Era un mundo inexistente. Es increíble cómo todo cambia. Hará unos tres o cuatro años que, pasando por una venta de películas en la acera de la calle, un padre joven con su hijita de unos seis años, hurgaba las portadas del explícito cobertor del DVD porno. Me quedé absorto al ver el rostro de aquella pequeña.

Pero volviendo a mi historia, he conocido muchos pubis en mi vida, que con los años he dejado de observar, porque el concepto de belleza ha cambiado y las mujeres deciden quitarlo. He imaginado, como un ramo de rosas, unir a todos los que se me hicieron cercanos. Por ejemplo, el de A al lado de C, S y otros, sin dejar muy lejos a L. Ahora con los años, y un día como hoy, que es el cumpleaños de la mitad de mi vida (quizá), recuerdo el pubis de esa mujer que nunca conocí, y que suelo recordar cuando veo girar el ventilador del techo que cubre mi cama.

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Douglas Galicia

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